Han pasado ya unos días, y la sensación sigue perdurando. El XXIV Salón del Manga de Barcelona ha sido todo un éxito. Y no solo lo aseguran sus cifras, con ese récord de 150.000 visitantes (2.000 más que la edición anterior), sino que los comentarios en general son positivos. Y yo personalmente, me sumo a la ola. La nueva dirección del evento ha metido mano dura y se ha interesado en mejorar tanto la organización como el funcionamiento del Salón. Han buscado ofrecer al visitante toda una gama de actividades (450 concretamente) y diversas zonas de las que poder disfrutar a gusto. Desde los talleres diarios hasta las charlas, pasando por los stands de merchandising y los de las editoriales, así como las zonas de comida especializada, las constantes mesas redondas, los encuentros con los autores, las masters class de todos los invitados, las presentaciones de novedades y las continuas proyecciones de cine del auditorio.
Manteniendo el mismo espacio que la edición anterior de 75.000 metros cuadrados repartidos por los cinco palacios y la plaza Univers de Fira Barcelona Montjuïc, ha aumentado además un 9% el número de expositores. Pero no solo eso, si no que nuevos espacios como la renovada zona de actividades Manga Kids con multitud de talleres (pintacaras, chapas…), la zona de deportes de todo tipo, la zona fanzinera y las Doraemon Square y Sin Chan Square hacían del Salón un ambiente mucho más compacto. Al menos, esa era la sensación inicial. También ha ganado en cuanto a espacios y actividades más participativas, incluyendo talleres a todas horas para aquel tipo de público interesado más en la cultura japonesa que en el mundo del manganime. Todo ello se ha traducido en poder vivir el ambiente del Salón cada día con un lleno absoluto, ya que la mayoría de los días las entradas se habían agotado en preventa.
El salón del manga es un evento que reúne tantas actividades a su alrededor que es imposible abarcarlo todo. Numerosos invitados, concurso de cosplay, charlas y coloquios…etc. Cada uno tiene una experiencia propia y distinta, acorde con lo que busque en él. Hoy, os cuento un poco de la mía.
Comprar, comprar, pero también comer
Nunca ha faltado en un Salón del Manga (ni faltará) la zona de merchandising y compras. Numerosas tiendas nos tientan con suculentos productos de nuestras series favoritas, a los que a veces es difícil resistirse. Y más si uno tiene alma de coleccionista. Además, dentro de los pabellones también pudimos ver increíbles figuras gigantes, como las de Tamashii Nations, que este año conquistaba a todos con un busto enorme de Mazinger Z. No faltaba la zona principal, con los grandes stands de las editoriales, donde nos tentaban con preciosos regalos. Y si no que se lo digan a la gente de Milky Way Ediciones, cuya bolsa de Atelier of Witch Hat terminó rápidamente sus existencias. Aunque no es para menos, por es preciosa.
Este año, aun más que el anterior, la gastronomía ha tenido un papel más destacado. En el último nivel del pabellón 2 se podía acudir a todas horas para ver talleres, degustaciones y exhibiciones de show cooking. El ambiente era perfecto, por que tanto a derecha como izquierda se extendían los famosos puestos de comida del Salón, que con sus yakisoba, takoyakis y mochis hacían las delicias de todos los visitantes. Aunque este año debo mencionar también los deliciosos foodtrucks (hasta para vegetarianos y veganos) extendidos por la plaza central. Uno podía gozar de una buena hamburguesa o crepe escuchando el concurso de karaoke o viendo un espectáculo de cosplay. Una gozada.
¡He aprendido a jugar al shogi!
El shogi, conocido popularmente como el ajedrez japonés, es un juego de estrategia para dos jugadores de tradición centenaria donde el objetivo del juego es capturar al rey adversario. Lo hemos visto multitud de veces en animes como Ramma ½, Naruto y más recientemente Sangatsu no Lion. Gracias al stand de la asociación Shogi no Kokoro era posible durante este Salón del manga aprender y echar unas cuantas partidas de este complicado y estratégico juego de tablero. Mi experiencia no pudo ser más positiva. Las personas de la asociación estaban muy involucradas en compartir su pasión con quien se acercaba al stand, y con toda la paciencia del mundo, te metían poco a poco dentro del mundo del shogi. Además, repartían unos folletos con todos los movimientos de las fichas, para que pudieras seguir aprendiendo en casa. No es por nada, pero uno por aquí ya ha pedido su tablero.
Lenguaje, Objetos y Bestias
Uno de los puntales vitales de este Salón del Manga, por no decir de los que más he disfrutado, ha sido la fantástica exposición ‘Lenguaje, objetos y bestias’ que se pudo visitar gracias al Japan Media Arts Festival. Una macro exposición con más de 130 originales de manga, así como obras de video e instalaciones audiovisuales, que enfoca por medio de personificaciones presentes en el manga como objetos y animales a veces se comportan de forma más humana que las propias personas. Una de las exposiciones más bonitas y completas que he visto nunca, para perderse un buen rato y explorar cada detalle.
La exposición estaba dividida en tres zonas. Empezaba con ‘Palabras para adiestrar a bestias’ e instintos, donde trataban de presentar esa antropormorfización en animales. El área contaba con planchas originales de Beastars de Paru Itagaki, Jasmin de Yui Hata y Blacksad, de Juan Días Canales y Juanjo Guarnido. Era increíble poder observar los numerosos detalles que componen cada una de estas páginas en todo su explendor. La segunda, titulada ‘Cuando los objetos hablan’, muestra esa antropomorfización en objetos inanimados, con dos videos: Decorations de Mari Miyazawa y el conocido corto Golden Time de Takuya Inaba que se puede ver en Netflix. Y cerraba ‘Del tema al cuento’, donde se hablaba de creación y la idea de valor, que contaba con páginas de Hyouge Mono de Yoshihiro Yamada y Shouwa genroku rakugo shinju de Haruko Kumota y la obra de vídeo 5D Archive dept de Katsuki Kohichi.
Abrumado por Paru Itagaki
Uno de los encuentros que esperaba con más ansia era el de Paru Itagaki. Y no, no decepciono para nada. Conocer a Itagaki sensei ha sido una de las mejores experiencias de este Salón del manga. Entrevistada por Frederic Toutlemonde (editor de Blacksad y Radiant), el encuentro discurrió por una exploración de la obra de la joven mangaka y como Blacksad fue una de sus inspiraciones, ya que lo lleva leyendo desde su adolescencia. Pudimos descubrir un poco de su técnica y estilo de trabajo, donde todo se realiza artesanalmente y cuenta con tres ayudantes desde hace 2 años. También nos hablo un poco de lo que vivió esos días en España, sorprendida por lo respetuosos que éramos los españoles pese a nuestra fama de pasionales, y nos dibujó un Legoshi del Barcelona. El momentazo fue cuando mostro unos sketches de estos días por la ciudad y se notaba su filia animal. En general, una joven y premiada autora, que se mostro de lo más cercana y simpática con todos sus fans. Pero, sobre todo, conquisto nuestros corazones.
La ola de novedades
Si algo disfrute también el pasado Salón del manga, fueron las conferencias de novedades. Conocer de primera mano los nuevos anuncios siempre es divertido y genera expectación. Pese a que este año las licencias me parecen un poco más flojas, hay varios títulos ha destacar.
Una de ellas es Bakemonogatari de Oh! great por parte de Milky Way Ediciones. La adaptación de las exitosas novelas ligeras de NisiOisin llegan a nuestro país para tener una historia de comedia romántica, misterio y elemento sobrenatural. Una de las que más esperaba, y se hizo realidad, fue Houseki no Kuni de Haruko Ichikawa. La editorial ECC nos traerá este manga seinen de un extraño mundo habitado por joyas con forma de personas que se publica en la revista Afternoon de Kodansha, y que conto el año pasado con un anime excelente.
La licencia de Jagaan, un manga de Muneyuki Kaneshiro y Kensuke Nishida, también resulto atractiva. Norma Editorial nos traerá este manga seinen que aún permanece abierto y se publica en la revista Big Comic Spirits de Shokakugan que promete monstruos y momentos espeleuznantes. Al igual que Devilman Grimoire, la adaptación de la obra de Go Nagai que ha dibujado y escrito Rui Takato para conmemorar el 40 aniversario de la obra. En este caso será Ivrea quién nos traiga sus 5 tomos, e introduzca a las nuevas generaciones de lectores en la obra de Go Nagai.
Pero para mi el bombazo de este año en el Salón lo dio Satori Ediciones. Si habéis leído bien. La editorial asturiana abre su línea manga con nada mas y nada menos que uno de los reyes del formato: Shotaro Ishinomori. El próximo 3 de diciembre podremos leer Mi vida sexual y otros relatos eróticos (Otona na Ishi no Mori), un tomo único que recopila diferentes historias de entre los años finales de la década de los 60 y principios de los 70, con una mezcla de comedia, melancolía, ciencia ficción y multitud de temas. Una joya.
Un poco de cine
Durante todo el Salón del manga, cada uno de los días y a casi todas las horas, había proyecciones de cine. Desde clásicos como La tumba de las luciérnagas y El viaje de Chihiro, pasando por películas más actuales como Mary y la flor de la bruja y Yo-Kai Watch, hasta estrenos inéditos como Inuyashiki, Maquia, Bungo Stray Dogs: Dead Apple y la triunfadora del Salón, Quiero comerme tu páncreas. Personalmente solo pude disfrutar de Mirai, la nueva película de Mamoru Hosoda. Aunque mi compañera Isa Janis hará una extensa reseña, os puedo adelantar que se trata de una película que explora a través de pequeños retazos de infancia la aceptación de una hermana pequeña en la familia, además de las figuras de maternidad y paternidad. Aunque le falta algo de conflicto y emoción para mi gusto, te deja con la sonrisilla en la cara.
La ternura que despierta Nagabe
Una de las cosas que más ansiaba durante este Salón del manga era conocer a Nagabe. El mangaka, autor de La pequeña forastera, Siúil a Rún, despertó mi misterio cuando me propuse hacer una especie de recorrido por su vida y obra. La información era tan poca y escueta, que tenía mucha curiosidad. Hay que reconocerlo, Nagabe es la viva imagen del mangaka japonés que muchos tenemos. Encerrado en sus dibujos, parco en palabras, pero siempre de cara afable y simpática. El encuentro con los fans que tuvo lugar a final del Salón fue una buena muestra de ello. Mientras el dibujaba (y el editor confesaba que se paso todo el Salón igual) fue contestando todas las preguntas que le pudimos hacer. Conocimos un poco de sus influencias (de ilustradores europeos), de su formación como ilustrador y mangaka autodidacta, de su pasión por dibujar continuamente, y algunos detalles de sus series. Fue un encuentro en el que la figura de Nagabe se hizo más tierna a los ojos de cualquier fan.
Y hasta aquí llega mi experiencia por este XXIV Salón del manga de Barcelona. Me hubiera gustado poder ver a Masaki Sato en acción, conocer al icono de moda japonés Junnyan y poder asistir a algún otro estreno de cine. También alguna charla interesante que me perdí, como Del manga al live-action, Shojo, Shonen, Seinen, Josei… ¿para qué sirven las demografías? o la mesa redonda 50 años de la revolución Shonen Jump. Pero como he dicho al principio del todo, es imposible abarcar todo lo que ofrece este Salón del Manga. El año que viene se cumplirán ya 25 años del nacimiento de este gran evento, y tengo la predicción de que será más especial que nunca ¿Nos vemos allí del próximo 31 de octubre al 3 de noviembre?